Artículo: Revalorización del lenguaje poético en la narrativa argentina para niños y jóvenes – Parte II

«Revalorización del lenguaje poético en la narrativa argentina para niños y jóvenes», de Pilar Muñoz Lascano, es un artículo publicado en la revista Cultura LIJ nº 7,  en julio/agosto de 2010. A continuación se reproduce la segunda parte.

De encantamientos y huellas que hacen de los cuentos poemas

En la narrativa de María Teresa Andruetto encontramos cuentos que se clasifican como maravillosos o fantásticos. Pero, por su forma, se caracterizan por parecer poemas. En los relatos de Huellas en la arena[1] y El anillo encantado[2] la característica más visible, por ser gráfica, es la disposición espacial de los enunciados. Las oraciones se ubican como si fueran versos, esto refuerza el ritmo al mismo tiempo que juega con el espacio en blanco. De modo que el lector se ve obligado a entrar en el juego entre lo dicho y lo sugerido. La espacialización de los enunciados se debe, generalmente, a la acumulación de estructuras gramaticalmente iguales y muchas veces anafóricas. Estas construcciones están intercaladas entre otras más convencionales en la prosa. Veamos un ejemplo:

Y el deseo se hizo grande.

Más grande que el reino.

Más grande que sus riquezas.

Más grande que el amor de su padre.

Lo siguió un amanecer, antes de que el sol denudara las laderas, cuando hombres y animales dormían. (“Los nueve mirlos”, en El anillo encantado)

A veces el juego con el espacio llega al punto de dibujar pequeños fragmentos aislados como si se tratara de estrofas, una disposición del texto privativa del género lírico. Así, por ejemplo, “De luz y de sombra”, incluido en El anillo encantado, está conformado por once bloques y “Había una vez”, cuento que forma parte de Huellas en la arena, está conformado por seis.

Por otra parte, en estos libros es frecuente hallar relatos organizados a partir de estructuras acumulativas semejantes a las retahílas. Por ejemplo, los cinco bloques que conforman “El remedio” se enlazan a través de una acumulación encadenada por la repetición de palabras en posiciones semejantes:

Érase un hombre triste que fue a ver a un galeno para que le curase la tristeza.

El galeno lo revisó de los pies a la cabeza y como nada encontró, lo envió a ver a un naturista.

Érase una vez un hombre triste que fue a ver a un naturista para que le curase la tristeza.

El naturista lo revisó de pies a cabeza y como nada encontró, lo envió a ver un adivino. (“El remedio”, en Huellas en la arena).

Esta concatenación, posible de observar también en “El anillo encantado” y en “La camisa del hombre feliz”, es una figura retórica frecuente en las retahílas cuento, por lo tanto, habitual en la lírica infantil de tradición oral.

 También se asemeja a la retahíla el relato que avanza a partir de la reelaboración del párrafo anterior, al tiempo que añade información nueva, como sucede en “De luz y de sombra”:

Había una vez una ciudad.

Una ciudad antigua y luminosa, poblada de torres y campanarios.

En aquella ciudad antigua y luminosa poblada de torres y campanarios, había una plaza.

Una plaza verde salpicada de heliotropos y jazmines.

En la plaza verde salpicada de heliotropos y jazmines de aquella ciudad antigua poblada de torres y campanarios, había un banco traspasado de sol. (“De luz y de sombra”, en El anillo encantado).

Estas son algunas de las características permiten vislumbrar en la narrativa de María Teresa Andruetto una concepción de la literatura infantil y juvenil que destaca la importancia del lenguaje.

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“De encantamientos y huellas en el arte de escribir. La poética de María Teresa Andruetto” de María Victoria Ramos y Pilar Muñoz Lascano (incluido en Una literatura son fronteras, compilado por Cristina Blake y Valeria Sardi) ofrece un análisis más profundo de la poética singular de Andruetto.


[1] Andruetto, María Teresa. Huellas en la arena, Buenos Aires, Sudamericana, 1997, Col. Pan Flauta.

[2] Andruetto, María Teresa. El anillo encantado, Buenos Aires, Sudamericana, 1993, Col. Pan Flauta.

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